Uno de los errores más comunes al construir o reformar es dejar la climatización para el final. Esto suele derivar en equipos mal dimensionados, instalaciones visibles o improvisadas y mayores costes de obra.
Incluir la climatización en la planificación inicial permite prever pasos clave: pasaje de cañerías, drenajes ocultos, ubicación ideal de unidades interiores y exteriores, y compatibilidad con otros sistemas (electricidad, gas, domótica).
Además, elegir el equipo adecuado desde el principio evita sobrecargas de consumo, ruidos molestos o baja eficiencia térmica. Cada tipo de ambiente requiere una solución distinta, y eso se define mejor cuando todo está por hacerse.
Una decisión a tiempo no solo ahorra dinero: garantiza confort duradero y una instalación prolija, funcional y acorde al diseño del espacio.